En 1911, 600 personas de la comunidad china asentada en Torreón, Coahuila, formaban parte de la actividad económica local como comerciantes, propietarios de lavanderías, campesinos, y hasta fundadores del principal banco de la ciudad, siendo los tiempos de la Revolución mexicana, las fuerzas maderistas iniciaron su ataque a la Ciudad, siendo el día 15 de mayo que los revolucionarios tomaron el control, y cometieron actos excesivos en contra de los habitantes chinos. ¿Cuáles fueron los sucesos que representaron uno de los capítulos más oscuros de la historia de México?
El 15 de mayo del 2015 la BBC News recordó al mundo “la olvidada matanza de chinos en México”, a través de un breve reportaje del periodista Alberto Nájar, sustentado en las investigaciones del historiador Carlos Castañón Cuadros, quien se mostró contundente en señalar que “hubo un silencio cómplice de una sociedad que no quiso afrontar o reconocer que fue parte de esa violencia, y la mejor manera de abordar ese terrible suceso histórico fue no hablando de ello”.
Pero ¿qué sucedió el 15 de mayo de 1911 que representó uno de los capítulos más oscuros de la historia de nuestro país?
En ese año, la comunidad china asentada en la ciudad de Torreón, en Coahuila, se integraba aproximadamente de 600 personas, las cuales formaban parte de la actividad económica local como comerciantes, propietarios de lavanderías, campesinos, y hasta fundadores del principal banco de la ciudad. Todo esto en un contexto mundial en donde miles de chinos abandonaron su territorio por hambrunas, guerras internas, y también atraídos por la industria minera, en especial la fiebre de extracción de oro en Norteamérica. Sin embargo, al promulgarse la Ley de Exclusión (1892) en los Estados Unidos, la cual prohibía la entrada de chinos a su territorio, esta provocaría que el gobierno chino mirara a México como una mejor posibilidad de refugio y asentamiento de sus ciudadanos. El gobierno mexicano llegó a pagar hasta 35 pesos a la “Compañía de Navegación del Pacífico” por cada trabajador asiático trasladado al país. Esta inmigración llegó por distintos puntos, desde Ensenada hasta Salina Cruz, y en el norte se establecieron aquellos expulsados por los Estados Unidos (Ham, 2013, p. 21-22).
El sábado 13 de mayo de 1911, en plena efervescencia de la Revolución mexicana, las fuerzas maderistas iniciaron su ataque a la Ciudad de Torreón. Para el lunes 15, los revolucionarios tomaron el control, y cometieron actos excesivos en contra de los habitantes chinos. El motivo se argumentó bajo el rumor de la población de que comerciantes chinos habían envenenado agua y alimentos que provocaron la muerte de integrantes de las gestas revolucionarias. Pese a los reclamos del gobierno chino, y la organización de comisiones mixtas de investigación, la masacre de Torreón jamás fue esclarecida, no aparecieron culpables y la indemnización de 33 millones de pesos para los sobrevivientes del ataque, jamás llegó. Hubo manifestaciones de reparar el daño por parte de representantes del gobierno mexicano, pero los años turbulentos de la Revolución y los cambios constantes de administración sepultaron este episodio en la memoria de la historia oficial posrevolucionaria.
Las noticias de la ocupación de la ciudad de Torreón, aunque no en primera plana, fueron seguidas y difundidas a través de diarios como “El Imparcial”, destacando aquella que dio a conocer la masacre de la comunidad china:
“Una terrible matanza de chinos. Toda la colonia muerta por rebeldes. Chinos que resistieron el avance de los rebeldes fueron muertos. Washington, mayo 22. El encargado de negocios de China en la ciudad de México ha recibido instrucciones del Ministro chino en Washington, acreditado también ante el gobierno de México, para que haga enérgicas representaciones por los ultrajes de que se dice han sido víctimas los chinos por parte de los revolucionarios de Torreón. El ministro ha recibido informes idénticos en substancia a los despachos de la prensa, por lo que se refiere al asesinato del doctor Lim, banquero chino de Torreón, y a la muerte de los demás chinos (…) El administrador del Hotel del Ferrocarril, Foon Chuck, ha sido informado de que muchos de sus paisanos fueron muertos en Torreón. Los informes los envía con fecha 16 del actual, un primo de aquél, quien declara que cuatro chinos fueron muertos en su lavandería, nueve en el hotel del Ferrocarril y treinta y dos en su hacienda. También se dio muerte en las calles a ciento sesenta y nueve chinos” (El Imparcial, 23 de mayo de 1911).
El Diario “El Imparcial” no dudó en identificar a la comunidad china en Torreón como una de las más “prósperas y laboriosas” de todas las establecidas en ese momento en nuestro país, la cual poseía un banco que giraba varios millones de pesos, y por lo cual se consideraba que fue saqueado por las turbas y otras empresas (El Imparcial, 24 de mayo de 1911).
Ese “silencio” cómplice de nuestra sociedad ante los eventos trágicos cometidos a la comunidad china, no solo pervivió en Torreón, sino también en sus demás asentamientos a lo largo del territorio mexicano, como sucedió en el caso de la creación de ligas anti chinas bajo el permiso de Plutarco Elías Calles como gobernador del estado de Sonora. Entre otras muestras de odio y segregación racial, se promulgaron leyes y se ejercieron acciones para que la población china fijara su residencia en “barrios”. Para algunas autoridades estatales y locales, se llegó a considerar que la comunidad china afectaba al país en lo comercial, moral y lo físico, por sus enfermedades y vicios como el fumar opio.
Tuvieron que pasar 110 años para que se anunciara la noticia de un evento de gran trascendencia para las comunidades silenciadas en nuestra memoria histórica… “la petición de perdón por los agravios hacia la comunidad china en México”. Este evento será realizado por parte del Gobierno Federal de la denominada “Cuarta Transformación”, no solamente como parte de las “15 conmemoraciones emblemáticas” a celebrarse en el 2021, sino como un “esfuerzo por integrar a las comunidades que, históricamente, estuvieron en desventaja con una perspectiva de igualdad”, de acuerdo con las propias palabras de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México.