Jonathan Torres Hernández

Figura académica del programa de Educación y Promoción para la Salud, UnADM

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Los seres humanos nos diferenciamos de otros organismos por ciertas cualidades que consideramos propias de nuestra especie. Entre ellas el lenguaje, que, si bien no es una característica que solo se vea en humanos, alcanza en nuestra especie un nivel de complejidad muy superior al que se observa en otras. Sin embargo, existen otros procesos igualmente complejos que, aun cuando los reconocemos, a veces pasamos por alto; tal es el caso de la interacción humana. Sabemos que los seres humanos interactuamos todo el tiempo y que, como consecuencia desarrollamos relaciones. Estas comienzan en el núcleo familiar y se extienden al entorno cuando hacemos amigos, establecemos parejas o nos integramos a grupos sociales más amplios. En este sentido, una relación es una interacción personal basada en la interdependencia, en la cual dejamos de ser un “yo” para convertimos en un “nosotros” (Van Lange et al., 2015).

En la vida, las relaciones son la norma y al haber interdependencia se espera armonía, pero también momentos de tensión, cuyo equilibrio varía tanto en función de las características de quienes integran la relación como de su contexto. Por ello, el conflicto se vuelve una posibilidad natural, pues es importante recordar que en las relaciones humanas nada es estático: existen desafíos constantes, de modo que las tensiones y los probables conflictos constituyen una parte genuina de la experiencia humana. 

Entonces, desde el punto de vista teórico, el conflicto es un proceso interactivo que puede ocurrir cuando dos o más integrantes de un grupo social presentan divergencias en sus acciones, creencias, metas, valores, ideas o necesidades (Wrench et al. 2020). En este sentido, la investigación en psicología interpersonal ha demostrado que los conflictos cognitivos, de valores y objetivos son inevitables, y que su resolución radica en su gestión adecuada, no en su evitación (Dhami, 2008). Por tanto, el conflicto es un fenómeno humano transversal que ocurre en lo social, en lo grupal y en lo íntimo, pero ¿cuál es su utilidad?

Anatomía de un conflicto

El conflicto es parte de la naturaleza humana: es promotor de cambio, de movimiento y de acción, pero, al mismo tiempo, cuando no se resuelve, puede deteriorar las relaciones humanas hasta el punto de debilitarlas o incluso disolverlas. Para ejemplificar esto, basta observar nuestras propias vidas y, por ello, partiré de la observación personal. Una de las áreas con mayor posibilidad de conflicto es la vida de pareja, particularmente por dos componentes: el primero es la existencia de una relación interpersonal de contacto cercano, y el segundo ―y más significativo―, es el intenso cúmulo de emociones asociado a esta. 

Por tanto, mi pareja y yo somos los personajes principales, y la época de la que voy a comentar era en la que, podríamos decir, el liderazgo recaía en mí. Esto respondía, como sucede en la mayoría ―si no es que en todas― las parejas, a un acuerdo más o menos implícito, que suele darse por sentando y que deriva de la propia interacción diaria. En este caso particular existía una alianza que, dadas las circunstancias, terminó por fracturarse. ¿Qué circunstancias fueron? Nada fuera de lo común: la simple convivencia diaria, el reconocer que no nos conocíamos tanto y, al pasar la etapa de enamoramiento, la aparición de nuevas situaciones, como convertirnos en padres. Esto originó nuevos desafíos y exigencias para las cuales creíamos estar preparados, pero quizás no lo estábamos ―aunque, ¿quién lo está realmente? Entonces aparecieron nuevas emociones, decepciones y frustraciones que, al originarse dentro de una relación tan cercana, se tornaron intensas. 

La consecuencia: desacuerdos, recriminaciones, reclamos y estrategias de afrontamiento poco efectivas. Esto derivó en tensión y conflicto constantes, que llegaron a su cúspide en una ruptura, terminando aquel viaje que habíamos iniciado juntos, ¿o no? Afortunadamente, cada uno hizo lo propio, aceptamos una de las más grandes verdades, que somos personas y no seres ideales, y, poco a poco, sobre la base del diálogo, la negociación y los acuerdos, años después de esta época, seguimos juntos, más maduros, más conscientes y ya con dos hijos. 

Reflexiones

Entonces, es importante reconocer que la anatomía de un conflicto nos permite analizar cómo aparece, se desarrolla, se expresa, así como evaluar su potencial de transformación. Para lograr esta comprensión, podríamos partir de algunas preguntas: ¿Cómo han sido nuestras experiencias en los conflictos? ¿Cómo los experimentamos y afrontamos? Y, si damos un paso más allá, podríamos cuestionarnos: ¿Qué hemos aprendido sobre nosotros mismos en estas situaciones? 

Retomando la experiencia compartida y aplicando la anatomía de un conflicto, podemos identificar que esta fue la conclusión de una problemática, que en el ámbito de las relaciones de pareja suele llamarse diferencias irreconciliables. En realidad, permite reconocer que, aún en medio de estas diferencias, siempre existe algo de esperanza, y eso resulta alentador. Así que la invitación es aceptar el conflicto como una posibilidad inherente a la naturaleza de las relaciones humanas y reconocer nuestro actuar en estas situaciones, esperando como mínimo, aprender algo, no solo de la situación, sino de nosotros mismos dentro de esta. Permitámonos ser valientes y considerar el conflicto como un ejercicio de resiliencia personal, con potencial de crecimiento frente a la adversidad relacional. 

Referencias

Dhami, M. K. (2008). Evolution of the interpersonal conflict paradigm. Judgment and 

Decision Makinghttps://www.cambridge.org/core/journals/judgment-and-decision-making/article/evolution-of-the-interpersonal-conflict-paradigm/B5CCF0F7702A7EFBE3272AECB67DF337

Van Lange, P. A. M., & Balliet, D. (2015). Interdependence theory. In M. Mikulincer, P. R. 

Shaver, J. A. Simpson, & J. F. Dovidio (Eds.), APA handbook of personality and social psychology, Vol. 3. Interpersonal relations (pp. 65–92). American Psychological Association. https://psycnet.apa.org/record/2013-35884-003

Wrench, J., Punyanunt-Carter, N. & Thweatt, K. (2020). Chapter 9: Conflict in 

Relationships – Interpersonal Communication. Milne Publishinghttps://milnepublishing.geneseo.edu/interpersonalcommunication/chapter/9/