Lidia Alejandra Del Río Reyna

Coordinación de Extensión, Vinculación y Desarrollo Social

lEsta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Toma la píldora azul y la historia termina, 

despiertas en tu cama y crees lo que quieras creer. 

Toma la píldora roja y quédate en el País de las Maravillas

 y te mostraré lo profundo que es el agujero del conejo.” 

MorfeoThe Matrix, 1999.

Ustedestáaquí

La irrupción de la inteligencia artificial generativa (IA) ha transformado la forma en que concebimos la tecnología actual; el diseño y la comunicación visual no son la excepción. Plataformas como ChatGPT, Gemini, DALL·E o Midjourney han popularizado la producción de textos, imágenes y videos en cuestión de segundos, lo que permite ahorrar tiempo en la cadena de producción influida por la lógica del capitalismo y el consumismo. 

Sin embargo, este avance no está exento de preguntas, tensiones y rechazo: ¿estamos ante un renacimiento de la creatividad potenciada por algoritmos o a la amenaza de una homogeneización cultural y estética? 

En México, este debate ya no es teórico, sino una realidad que atraviesa tanto a la academia como a la industria, donde los profesionales del diseño y la comunicación visual experimentan con estas herramientas, explorando su potencial para agilizar procesos y ampliar horizontes creativos. Al mismo tiempo, se enfrentan a dilemas éticos, creativos y legales como la autoría, la originalidad y el valor cultural. 

Creatividad en transformación 

Estudios recientes en América Latina muestran un doble rostro de la IA. Por ejemplo, en Colombia, García Calle (2025) advierte que un uso excesivo de esta tecnología puede debilitar el pensamiento crítico, aunque reconoce que, bien aplicada, amplía los horizontes creativos. Al generar respuestas a partir de grandes volúmenes de datos, la IA actúa como una inteligencia recopilatoria que podría replicar sus propios sesgos y estilos, contribuyendo así a una posible homogeneización cultural.

En este contexto, el valor de la creatividad en el diseño no reside solo en la generación de ideas, sino en la capacidad de sintetizar conocimiento y experiencia. Así como la calidad de un texto depende de la lectura y cultura del escritor, la calidad del resultado de la IA depende del conocimiento y la experiencia del diseñador, quien aporta el prompt adecuado y el sentido conceptual. Sin esa base, la IA solo puede generar resultados planos. 

En México, Hidalgo y Portas (2025) encuestaron a 327 usuarios y hallaron que la mayoría emplea la IA como "muleta creativa" para aumentar la productividad y generar ideas, aunque expresan preocupaciones latentes sobre el plagio, la autoría y la regulación. Por su parte, Facuy Delgado (2025) comprobó una correlación positiva entre el uso de IA y el nivel de creatividad percibido entre diseñadores gráficos. No obstante, también advierte que un uso abusivo puede "reducir la originalidad, pues replica patrones preexistentes" (p. 2).

En el gremio de diseñadores y comunicadores visuales existen dos posturas ante la IA:  quienes la ven como una aliada que agiliza procesos creativos y quienes temen que su adopción desplace la labor del diseñador. Sin embargo, esta preocupación surge del desconocimiento sobre su uso ético y estratégico.

Como señaló Edward de Bono, la creatividad es la "capacidad de producir ideas nuevas y útiles"; por ello, su valor radica en la resolución de problemas y en la capacidad de sintetizar conocimiento. En este contexto, Hernández Cerda (2024) afirma que la IA no reemplaza al diseñador gráfico, sino que exige " adaptación ética y supervisión humana para generar una fusión entre la creatividad humana y la IA" (p. 38). De esta forma, el futuro del diseño no radica en elegir entre lo humano y lo artificial, sino en articular ambos de manera complementaria, como ha ocurrido históricamente con otros avances tecnológicos que han sido integrados al ejercicio creativo sin reemplazarlo. 

Sin embargo, la creatividad humana continúa siendo el núcleo del diseño: aporta intención, sensibilidad cultural y un sentido ético y estético, mientras que la IA amplía las posibilidades al generar imágenes, textos o soluciones a gran escala. En lugar de sustituir al creador, actúa como un complemento que potencia la experimentación y la eficiencia, siempre bajo la guía y juicio del profesional.  

Su aportación al quehacer del diseño consiste en ampliar las posibilidades creativas, ya sea como generadora de imágenes, música, textos o en la resolución de problemas complejos mediante el análisis de grandes volúmenes de datos, pero siempre bajo la guía y el criterio del ser humano. 

Un eco en la historia de la tecnología 

El impacto de la IA debe entenderse como parte de una larga historia de innovaciones que han transformado el diseño gráfico. Desde la imprenta en el siglo XV hasta la irrupción de las computadoras en los años ochenta, cada avance tecnológico ha generado tanto resistencias como oportunidades.

Hoy en día, la IA parece reproducir ese mismo debate, ya que algunos la ven como una amenaza a la autenticidad y temen ser reemplazados, mientras que otros la consideran un catalizador de innovación. Como señala Hernández Cerda (2024), "la historia ha mostrado que el diseño no es reemplazado por la tecnología, sino reformulado por ella" (p. 46). El autor compara la llegada de la IA con la de la fotografía o el software digital: "en un inicio genera resistencia, pero a la larga se convierte en herramienta indispensable". 

Usos prácticos y ventajas 

En la práctica profesional, la IA ya forma parte del flujo de trabajo diario. Herramientas como Adobe Photoshop con funciones basadas en IA, generadores de imágenes como Midjourney o Stable Diffusion y algoritmos de procesamiento de lenguaje natural como ChatGPT permiten automatizar tareas repetitivas, optimizar flujos y generar prototipos en menos tiempo (Rodríguez y Díaz, 2024). 

Herramientas como Adobe Creative Suite, con funciones basadas en IA bajo la marca Adobe Sensei, permiten automatizar tareas complejas y repetitivas en programas como Photoshop, Illustrator y After Effects.  Estas herramientas permiten realizar tareas complejas de forma eficiente, como el relleno generativo, la edición inteligente de objetos, lacreación de variaciones tipográficasla corrección automática de color en video y lageneración de contenido a partir de texto mediante prompts. Según Adobe (2024), “la IA no sustituye la creatividad, sino que amplifica la capacidad de los diseñadores para experimentar y materializar ideas en menos tiempo”. 

Entre las ventajas más destacadas se encuentran la optimización de procesos, la personalización de diseños, la reducción de costos y la ampliación de las capacidades creativas, al ofrecer inspiración en forma de "moodboards virtuales" (Villavicencio, 2024; Santos, 2024). Diversos autores coinciden en que la IA ha revolucionado la manera en que los diseñadores trabajan, lo que genera flujos más ágiles, eficientes y precisos. Así, la IA se consolida como una aliada en la generación de propuestas más ágiles y variadas. 

México: retos éticos y legales 

El caso mexicano evidencia la urgencia de contar con marcos regulatorios que normen el trabajo de creación audiovisual. Si bien el Instituto Nacional de Derechos de Autor (INDAUTOR), bajo la Ley Federal del Derecho de Autor, ha rechazado el registro de obras creadas íntegramente por IA al considerar que carecen de originalidad humana (Gómez, 2025), la misma institución ha organizado foros para discutir la necesidad de actualizar la legislación y armonizarla con los debates internacionales impulsados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual(OMPI) (Secretaría de Cultura, 2025). 

La falta de regulación genera vacíos en torno a la autoría, la responsabilidad y los derechos morales. La automatización excesiva puede fomentar la homogeneización visual y la pérdida de singularidad. En este contexto, Santos (2024) advierte sobre el riesgo de una "mentalidad de copia y pega, donde la creatividad y el pensamiento crítico serían relegados en favor de la conveniencia y la rapidez" (p. 84). Esta tendencia se acentúa con la generación masiva de contenidos visuales impulsados por la IA, que promueven la adopción acrítica de estilos populares para “subirse al trend del momento”, sin considerar si estos se alinean con el producto o la campaña. 

Por otra parte, Hernández Cerda (2024) enfatiza que el punto crítico no es si la IA es buena o mala, sino "cómo se integra en la práctica profesional" (p. 52), con un marco ético y con supervisión humana que garanticen que la herramienta complemente y no sustituya al diseñador. La creatividad humana mantiene un valor irremplazable en la era de la IA, por lo que el desafío no es competir con las máquinas, sino integrarlas responsablemente para potenciar nuestras capacidades y asegurar que los avances tecnológicos respondan a principios éticos que promuevan un desarrollo justo y sostenible, sin atropellar la creación de los autores primigenios. 

El arte como laboratorio de la IA 

Durante mucho tiempo, el diseño fue visto peyorativamente como “la prostituta del arte”, subordinado a intereses comerciales. Sin embargo, su carácter funcional y social lo ha convertido en un puente entre la creatividad artística y la vida cotidiana, ampliando así la expresión humana en contextos concretos.

La IA también ha permeado su uso en el arte contemporáneo. Vertedor Romero (2023) resalta que "la verdadera innovación surge cuando la mente humana y la máquina colaboran", dando lugar a conceptos como inografía o promptografía, que exploran nuevas formas de representación visual. Estas prácticas cuestionan nociones tradicionales de autoría y autenticidad, lo que muestra que la IA puede actuar como un colaborador creativo, más que como una simple herramienta, lo cual ha dado lugar a diversos debates sobre el tema entre la comunidad artística. 

Reflexiones finales 

En este escenario, la IA no reemplaza la creatividad humana, pero sí nos confronta a su propia definición, pues su valor está en concebirla como una herramienta de exploración y apoyo, no como un sustituto del esfuerzo creativo (Facuy Delgado et al., 2025). El riesgo no radica en la máquina, sino en el uso acrítico que puede llevar a reproducir patrones existentes y a perder diversidad cultural (García Calle, 2025). 

La educación en diseño y comunicación visual actualmente integra en sus programas de estudio estas herramientas bajo un enfoque de alfabetización crítica y ética. Esto implica formar diseñadores capaces de dominar prompts, corregir sesgos algorítmicos y, sobre todo, contextualizar los resultados dentro de marcos culturales y comunicativos propios (Hernández Cerda, 2024). Por lo tanto, la creatividad y el pensamiento estratégico aún seguirán siendo elementos insustituibles del trabajo humano, aunque la IA logre facilitar los procesos. 

Conclusiónabierta

Dejo la conclusión abierta debido a los cambios inmediatos que hay en torno a las tecnologías emergentes, por lo que la IA no representa el fin de la creatividad, sino una nueva adaptación al ejercicio profesional del diseño y la comunicación visual. Esta transición plantea desafíos a nuestras ideas y propone nuevas formas de usar e implementar nuestra creatividad. 

Por otra parte, las nociones de autoría y originalidad también nos retan a ser mejores profesionales, con principios, valores y una ética sólida. Al mismo tiempo, nos brindan la oportunidad de repensar el diseño y la comunicación visual en términos de procesos híbridos, donde lo humano y la máquina co-crean. 

Más allá de las controversias sobre el futuro del diseño mexicano, la obsolencia, la dependencia o el reemplazo, dentro del trabajo profesional, podemos ser críticos con el uso de las herramientas digitales, como apoyo para ejercer nuestro conocimiento y experiencia con el fin de integrar esta tecnología sin temor a ser sustituidos.  

Referencias

Adobe. (2024). Adobe Firefly: creatividad generativa con IA.Adobe Inc. https://www.adobe.com/mx/sensei/generative-ai/firefly.html

De Bono, E. (1967). El pensamiento lateral: Manual de creatividad. Ediciones Paidós.

Facuy Delgado, J. P., Santillan Indacochea, S. D., Soria Vera, R. I., & Toledo Navarrete, A. E. (2025). La mente creativa del diseñador vs el impacto de la inteligencia artificial en el diseño gráfico: nuevas herramientas y métodos creativos.Ethos Scientific Journal, 3(1). https://doi.org/10.63380/esj.v3n1.2025.90

García Calle, I. C. (2025). Impacto de la inteligencia artificial en la creatividad: riesgos y posibilidades para los profesionales de la Comunicación. Corporación Universitaria Minuto de Dios.

Gómez, B. (2025, 12 de febrero). México: un tribunal se pronuncia sobre el registro de un diseño gráfico creado por inteligencia artificial.Instituto Nacional de Derechos de Autor.https://institutoautor.org/mexico-un-tribunal-se-pronuncia-sobre-el-registro-de-undiseno-grafico-creado-por-inteligencia-artificial/

Hernández Cerda, L. M. (2024). El diseñador gráfico frente a la IA: usos, impactos, ética y el futuro de la creatividad. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Hidalgo Toledo, J. A., & Portas Ruiz, E. (2025). Productividad y creatividad: explorando el uso y la apropiación de la inteligencia artificial en la comunicación contemporánea en México.Comunicación y Sociedad, e8769. https://doi.org/10.32870/cys.v2025.8769

Santos, F. (2024). El diseño gráfico automatizado: un análisis crítico detrás de la inteligencia artificial.Eídos, 17(24), 81–93.

Secretaría de Cultura. (2025). INDAUTOR organiza el seminario Hacia una armonización legislativa en materia de derechos de autor e Inteligencia Artificial. Gobierno de México.

Rodríguez, A., & Díaz, S. (2024). El nuevo flujo de trabajo en agencias de diseño con herramientas de IA. Editorial de la Universidad de Guadalajara.

Vertedor Romero, J. A. (2023). AI-driven art: la inteligencia artificial en el arte y el diseño.Umática, 6, 9–20.