Ricardo Flores Cuevas

Coordinación de Extensión, Vinculación y Desarrollo Social
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persona durmiendo

El lugar y la forma en la que dormimos está estrechamente relacionada con la cultura a la que pertenecemos. Así, para abordar el tema “Dormir bien” desde una perspectiva pluricultural tenemos que considerar:

  • La arquitectura 
  • Los enseres

La arquitectura

La arquitectura es relevante porque esta es la que fija el espacio en el que las personas dormirán dentro de una casa. Y a lo largo y ancho del territorio mexicano las casas son diversas en distintos aspectos, al igual que los materiales de construcción, la altura y los compartimentos.

Hay casas con:

 Una sola habitación en la que todos los integrantes de la familia duermen. Dos habitaciones, una para los padres y otra para los hijos.  Diversas habitaciones, una para cada integrante. 

 

Así, por ejemplo, en el interior de la vivienda tradicional de la mixteca poblana la casa se divide en dos secciones separadas, una para la cocina-bodega y otra para el huahi sa yoquidzita (dormitorio) compartido por todos los integrantes de la familia, como se muestra en la imagen:

PlanoRecurso 6

La unidad familiar es un reflejo cultural en este tipo de viviendas y se da precisamente en el espacio destinado a dormir y comer.

Las casas en las que cada integrante de la familia tiene su propia habitación es un reflejo de una cultura centrada en el individuo. Por ejemplo, las viviendas novohispanas de la ciudad de Zacatecas de dos niveles, llamadas “casas altas”, eran habitadas por las familias más adineradas. Se caracterizaban porque cada espacio estaba especializado para diferentes funciones y no sólo eso, sino que cada integrante tenía su propia habitación. Esto permitía generar un ambiente de intimidad al interior de la vivienda.

Los dos ejemplos presentados engloban, grosso modo, las características generales de las viviendas en nuestro país en el pasado y en el presente.

Los enseres

Desde tiempos muy antiguos en México, el petate ha cumplido diversas funciones, como lugar para comer y mortaja: ya que el cuerpo del difunto era envuelto en el petate para ser sepultado; pero también era usado como cama.

Al despertar, el petate se recoge y enrolla para ser colgado en el techo o bien, en una esquina para que no quede en medio del tránsito de las personas en la habitación. Asimismo, tiene la ventaja de que puede ser trasladado de un lugar a otro sin problema alguno.

Tapete

Otro enser doméstico fácil de trasladar es la hamaca, cuyo uso es muy común en la península de Yucatán y costas del país. Su aceptación es tal, que se dice que en esta región las personas nacen, crecen, duermen, se reproducen y mueren en una hamaca. Y no sólo esto, sino que también las hamacas curan. Por ello, el hospital rural del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Hecelchakán, Campeche, ha incluido “hamacas hospitalarias” en el área de mujeres en proceso de alumbramiento o después del parto.

Mujeres hospitalizadas han dicho que las hamacas son más frescas y cómodas que los colchones; y desde el punto de vista médico con el uso de hamacas se ha registrado la inexistencia de infecciones intrahospitalarias, se fomenta el retorno venoso y se disminuyen las lesiones en la piel.

Por otro lado, la cama es el mueble más común y puede ser de tablas sin colchón, o con este. A diferencia de los petates y las hamacas, elaboradas de forma artesanal, la fabricación del colchón es una industria que se ha transformado entre los siglos XIX al XXI. Antes se hacían sobre todo de lana o borra. Actualmente pueden ser de espuma, látex, viscoelástica, entre otros materiales sintéticos.

Este breve repaso sobre los espacios y enseres para dormir nos permiten dimensionar las distintas formas culturales que las personas hemos desarrollado para poder descansar; y contrastarlo con otros usos que se dan a las habitaciones, las cuales han devenido en espacios multifuncionales, pues también se usan para trabajar, estudiar, procrastinar e incluso para ejercitarse.

Además, los dispositivos electrónicos como celulares, tabletas, computadoras y pantallas (conectadas a internet) ya forman parte del mobiliario de una recámara, lo que impacta directamente en la higiene del sueño, pero también en las formas sociales de convivencia pues en algunos países como Japón, salir de la habitación se vuelve más difícil.

 

Referencias

Campos N. R. (2001). “Resistencias a la Incorporación Planificada de Hamacas en un Hospital de la Península de Yucatán”. Actas del 4o Congreso Chileno de Antropología, T. I. Santiago de Chile: Colegio de Antropólogos de Chile A. G. https://www.aacademica.org/iv.congreso.chileno.de.antropologia/9.pdf 

[20 de noviembre de 2024].

 

Edd Get, BBC Future. (2019). “¿Qué son
los `hikikomori ́, los cientos de miles de jóvenes que viven sin salir de sus cuartos”. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-47212332 

[20 de noviembre de 2024].

 

García G. F. (2001). “La vivienda novohispana en Zacatecas.” En: Casas, viviendas y hogares en la historia de México. Rosalva Loreto López (coord.). México: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos.

Rodríguez C. L., Rodolfo R. S., Alejandro P. C. (2021). La vivienda tradicional de la Mixteca poblana. Las últimas casas de techo de oreja de San Jerónimo Xayacatlán, Puebla. México: Secretaría de Cultura, INAH, ENAH.