Ruth Esther Alpuin Vicente
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Estudiante de la Universidad Autónoma de Occidente
Licenciatura en Administración Turística
Aralí Larios Calderón
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Profesora Tiempo Completo
Universidad Autónoma de Occidente
Erika Cruz Coria
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Profesora Tiempo Completo
Universidad Autónoma de Occidente
Mazatlán se ubica en el estado de Sinaloa, sobre la costa del Océano Pacífico. “Es conocido como la ‘Perla del Pacífico’, por el clima cálido, el mar, su gente, sus riquezas naturales y sus paradisíacas playas (Secretaría de Marina, s. f.)”.
Actualmente, es uno de los destinos de sol y playa más importante de México, lo que influye en la construcción desenfrenada y desordenada de proyectos inmobiliarios (condominios, departamentos, residenciales, cotos, etcétera), ya que existe una mayor participación de nuevos grupos de inversionistas y desarrolladores que encontraron una excelente oportunidad de negocio que resulta más rentable que la operación hotelera tradicional.
Si se quiere hacer referencia a los impactos positivos que genera el desarrollo inmobiliario, se puede mencionar que influye en la generación de empleos y en la oferta en cuanto a infraestructura en el destino, entre otros. Sin embargo, Navarro (2018) menciona algunos efectos negativos como que los departamentos se convierten en viviendas con un uso turístico, lo que contribuye a la proliferación de alojamientos ilegales ya que no existe control ni regulación, tanto en el ámbito turístico como en el ámbito urbanístico. Esto incrementa el uso de plataformas digitales que ofrecen hospedaje, y debido a la ausencia de un marco jurídico que tutele de manera correcta los derechos de los adquirentes, se han derivado grandes estafas por parte de desarrolladores (López-Ramos, 2011); además, este tipo de desarrollo causa problemas fuertes a la ciudad, en especial en el tema de movilidad y servicios públicos como el agua, drenaje y luz (Toledo, 2023).
Anteriormente, la construcción de torres y condominios solo involucraba a la zona costera, pero recientemente se observan múltiples edificaciones a lo largo de la ciudad que serán destinadas para rentas vacacionales; sus consecuencias recaerán en la población local y en el medio ambiente.
Con base a lo mencionado por Navarro (2018), la gentrificación y turistificación comparten un mismo hecho como lo es el movimiento poblacional en aras de la especulación inmobiliaria. Hernández (2021) citando a Gotham (2005) hace uso del término “gentrificación turística”, que se entiende como la transformación de un sector de la ciudad a partir de la proliferación de establecimientos y actividades turísticas, lo que genera un proceso de desplazamiento de los residentes. Haciendo mayor énfasis en la turistificación, De la Calle (2019) manifiesta que este es un proceso complejo y multifuncional que se puede concentrar en tres dimensiones: la primera referente a la movilidad, ya que los turistas suelen ocupar espacios de los habitantes en diferentes lugares: desde las calles, el transporte hasta los espacios de recreación; la segunda, en relación al crecimiento del sector de alojamiento en los centros urbanos, generalmente ocupados por habitantes de la localidad; y una tercera, como efecto a las actividades comerciales al reorientarse hacia los turistas lo que modifica precios, horarios y tipo de productos.
En Mazatlán, la construcción de torres de departamentos a lo largo de toda la ciudad ha ocasionado diversas problemáticas como el incremento en el costo de las rentas, lo que orilla a los residentes a desplazarse a lugares remotos. Además, la ciudad no cuenta con la capacidad de carga necesaria con relación a su infraestructura. Al respecto, Salvador García Salazar, expresidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Mazatlán menciona que a causa del desarrollo inmobiliario existen muchos problemas con el agua, el drenaje y la luz, por ejemplo, los frecuentes apagones, ya que los edificios y departamentos nuevos están requiriendo mayores servicios y la infraestructura que está instalada no está preparada para ello.
El drenaje es parte del problema que presenta Mazatlán hoy en día, ya que las tuberías instaladas tienen más de 40 años, por lo que no soportan la capacidad de carga actual, lo que perjudica a la comunidad de muchas maneras, por ejemplo, en la temporada de lluvias entre los meses de julio a octubre, las calles tienden a inundarse por el mal funcionamiento del drenaje (Toledo, 2023). Otro problema que persiste (no solo en la temporada de lluvias), es el mal olor en varios puntos de la ciudad; además, es sabido que los departamentos que se encuentran en la costa arrojan sus desechos hacia el mar, lo que es una causa directa de contaminación en las playas.
Otra situación que afecta directamente a la población y que también es un desencadenante de la contaminación, es la problemática que existe en cuanto a circulación y movilidad. Es muy complicado trasladarse de un lugar a otro por el tráfico que se genera a lo largo del día, no solo en horas pico. De igual manera, la afluencia masiva de turistas en el destino, aumenta la demanda de transporte, lo que recae en el aumento del tráfico.
Los impactos negativos por la falta de una regulación en el desarrollo inmobiliario de Mazatlán son evidentes en la ciudad. La población local está siendo afectada por la toma de decisiones al priorizar los servicios básicos de infraestructura hacia al turismo, por lo que urge que en este destino turístico que recibe más de 5.4 millones de personas al año, se respete el Plan de Desarrollo Urbano actual y se renueven los servicios públicos que busquen revertir el impacto negativo que la actividad turística ha traído al puerto (Armenta, 2024; Vizcarra, 2024).
Conclusión
El boom inmobiliario que atraviesa Mazatlán no se detendrá y, al contrario, aumentará cada vez más; si se busca aprovechar al máximo este auge, se debe de realizar con mayor conciencia la planeación estratégica del destino que considera el plan de desarrollo urbano, principalmente al momento de asignar los espacios que se destinarán para uso turístico. Es importante que se comience a disminuir el efecto negativo del turismo para que la comunidad local no pague por los estragos de la actividad turística.
Comenzar a implementar los objetivos de desarrollo sostenible que brinda la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es una oportunidad para Mazatlán de ser un destino sustentable para que así las futuras generaciones puedan disfrutar de los recursos naturales y culturales de la ciudad.
Referencias
Armenta, A. (2024, 13 abril). Mazatlán, de la turistificación a la gentrificación. Son Playas. https://n9.cl/rn60t
Calle Vaquero, M. (2019). Turistificación de centros urbanos: clarificando el debate. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 83, 1-40. http://dx.doi.org/10.21138/bage.2829
Guillén Navarro, N. A. (2018). Turismo y medio ambiente: la sostenibilidad urbana ante la turistificación. Observatorio de Políticas Ambientales 2018. Centro Internacional de Estudios de Derecho Ambiental (CIEMAT). https://n9.cl/aun8c
Hernández, A. (2021). Gentrificación y turistificación: origen común, efectos diferentes. Dimensiones Turísticas, 5(9), 128-137. https://doi.org/10.47557/KRUW8909
López Ramos, J. L. (2011). Turismo inmobiliario y ambiente: Estudio al modelo inmobiliario de tiempo compartido en Puerto Vallarta. Sociedad naturaleza y turismo, (9), 167-178. https://n9.cl/8iqz5
Secretaría de Marina, Dirección General Adjunta de Oceanografía, Hidrografía y Meteorología (DIGAOHM). (s.f). https://digaohm.semar.gob.mx/cuestionarios/cnarioMazatlan.pdf
Toledo, M. (2023, 24 de julio). El boom inmobiliario en Mazatlán dispara fallas en servicios públicos. El Sol de Mazatlán. https://www.elsoldemazatlan.com.mx/local/el-boom-inmobiliario-en-mazatlan-dispara-fallas-en-servicios-publicos-10427425.html/amp
Vizcarra, M. (2024, 29 de abril). Más de mil torres se levantan sobre Mazatlán. Revista Espejo. https://revistaespejo.com/2024/04/29/mas-de-mil-torres-se-levantan-sobre-mazatlan/