El martes 15 de noviembre se transmitió por el Canal de YouTube de la UnADM la conferencia “Acuaponía y pesca artesanal”, una mesa de análisis sobre las alternativas para la producción de organismos acuáticos en ambientes sustentables para la contribución alimentaria. Ahí estuvieron presentes la doctora Martha Perera-García, investigadora y académica sobre temas de seguridad alimentaria, principalmente del estado de Tabasco, y el doctor Fernando Víctor Iriarte Rodríguez, ingeniero en acuicultura, académico y evaluador de proyectos, quienes en los últimos años han estudiado los fenómenos de producción pesquera y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria.

En la presentación, la doctora Perera-García comentó que a partir de 2020 se han fortalecido los esfuerzos a nivel mundial para priorizar la crianza de especias acuáticas de manera sustentable: “De los años 80 hacia acá la acuicultura se ha incrementado más de 44%”, por lo tanto, la pesca tal y como se había estado practicando, ha ido decayendo, lo que ha incrementado el consumo anual de organismos acuáticos. Esto es importante si tomamos en cuenta que los peces y otras especies son una gran fuente alimenticia con que provee una buena cantidad de proteínas y ácidos grasos para los seres humanos. 

Sabemos que México aún se encuentra en un nivel muy bajo de pesca en comparación con países asiáticos y africanos, no obstante, ya contamos con certificaciones de sustentabilidad, sello de que hay una actividad pesquera artesanal o de mediana y un alto nivel para extraer organismos de manera sostenible, lo que permite que las poblaciones de peces y otros organismos mantengan su hábitat natural a largo plazo. Es primordial tener en cuenta esta pesca artesanal, pues hay registros de que en años anteriores (de 2011 a 2020) disminuyó e incluso desapareció la producción pesquera en Tabasco sin que hubiera un procedimiento para su completa recuperación.

La doctora Perera-García hizo énfasis en que se debe repensar y estudiar la problemática para tener un estudio más completo, además de trabajar de la mano con los pescadores y las comunidades pesqueras. Para ello, mencionó, es necesario implementar un programa estratégico de seguridad alimentaria que favorezca la producción acuícola y pesquera sustentable para reducir la pobreza, de acuerdo con las características de cada una de las regiones y comunidades, siempre y cuando sean parte los pescadores, la población y quienes están involucrados en la actividad.

Se debe promover la pesca sostenible, la acuicultura, así como la generación de políticas públicas que tomen en cuenta el cambio climático, la destrucción de hábitat, la contaminación, la pesca ilegal y la sobreexplotación, factores responsables de esta problemática.

Revirar esto no es un camino fácil, pero es indispensable ir en pos de alternativas no depredadoras que reduzcan el daño al medioambiente, pues de otra manera, el beneficio sería breve y catastrófico. Esto, por ende, nos lleva a cuestionarnos sobre qué es lo que comemos y cómo lo consumimos, pues debido a la contaminación marítima se han detectado metales pesados en los organismos acuáticos, lo que nos afecta al consumirlos, pues se ha comprobado como una de las causes de cáncer y otras enfermedades. Los recursos acuícolas nos ofrecen, en cambio, una mayor salud.

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El doctor Iriarte Rodríguez, por su parte, habló de su experiencia en la producción mediante la acuoponía, que consiste en la integración de dos métodos de cultivos: la acuacultura, que involucra el cultivo de especies acuáticas; y la hidroponía, la producción de cultivos vegetales con base en soluciones nutritivas. Este método es especialmente útil en zonas urbanas, pero sobre todo en zonas donde el suelo es pobre y el agua escasa, ya que con este método se cuida el agua y no se impacta el suelo.

Sobre esto, el doctor mencionó todas las ventajas de la acuoponía si se lleva a cabo con la meta de disminuir la inseguridad alimentaria. Ha habido programas sociales para ello, sin embargo, han sido insuficientes porque están fuera de enfoque y el reto es enseñar, inducir, promover métodos o modelos de producción sostenible de alimentos para satisfacer las necesidades de la sociedad: económicamente viables, que fomenten la independencia alimentaria, y que ésta sea biodiversa y ambientalmente apropiada.

Desde 2002 la seguridad alimentaria se convirtió en un asunto de seguridad nacional, de acuerdo con la dra. Mariela González Rentería, quien también estuvo en la presentación y esto supone mayor control sobre la producción y consumo de alimentos, lo que impacta a toda la población.

Entre las bondades que tiene este método, destacan que no se requiere el uso de fertilizantes y pesticidas; la acuoponía es apropiada para quienes no tienen terrenos grandes o están en un nivel de pobreza bajo; se crean economías de autoconsumo o comunales; el cultivo de plantas y la cría de peces se benefician mutuamente con base en el principio de reciclaje de agua y aprovechamiento de nutrientes; y lo más importante: pueden observarse el proceso del cómo crecen los organismos, cómo crecen, qué comen, es decir, todo el proceso, y en plazos muy cortos. 

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