Vladimir Balderas Mondragón

Coordinación de Extensión, Vinculación y Desarrollo Social

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breve listado para la creatividad y la vida

Este breve listado no es jerárquico ni secuencial. Es, por el contrario, una lista que pretende ser una invitación a pensar y a sentir la creatividad (y la vida) de otro modo. Lo que a continuación se menciona no es exclusivo para las personas creativas (porque de algún modo todos lo somos), sino para todo aquel que desee explorar y pensar de manera distinta. Cada uno puede tomar lo que le sirva como quien jala una hebra y la sigue hasta donde tope. O, por el contrario, leerlo y optar por quedarse en el punto número 5.

1. Robe. Sí, robe

Por robo no entiendo hurtar algo y presentarlo como propio. No. Eso es plagio. Un buen robo es algo que nadie nota, que pasa desapercibido: es algo en lo que se desconocen las referencias. Robar es seleccionar algo que no gusta de entre un montón de objetos y cosas: es el diamante en la cháchara. Y es que en la selección reside lo creativo, la semilla, por ejemplo, de una colección.

Un buen artista roba; uno malo: copia. Más allá de la moral, la cultura misma está hecha de referencias, adaptaciones, influencias, reinterpretaciones, covers, réplicas e imitaciones. Así que no se rasgue las vestiduras ni condene lo que “supuestamente” no es original ni único. Mejor haga su propio Van Gogh, pase en limpio la letra de una canción, recorte la fotografía que le gustó de una revista e intente reproducirla o calque cualquier pintura de Matisse que quiera ver una y otra vez. Incluso hurte para usted todo lo que encuentre en los libros y hágalo propio de la manera en la que se le ocurra: enmárquelo, pinte sobre él, fotocópielo o hágalo barquito de bañera. No importa. Lo que importa es que hagamos nuestro aquello que nos gusta sin temor de las críticas. Total, el que se divierte es uno, que allá los críticos se queden rumiando su amargura.

2. Copie: porque nada es original. Fin

La copia es, ante todo, un homenaje. Si alguien nos copia es porque algo estamos haciendo bien o incluso, tiene valor para el copión. Si no, quizá, es que somos aburridos. En la copia misma hay un acto creativo: reproducimos aquello que nos gusta y en esa reproducción ejercitamos la observación, la atención o la concentración.

Una copia fiel de la realidad, hecha por una persona, puede dar como resultado:

a) Arte hiperrealista, el alarde de la técnica y el ojo ultraentrenado;

b) Pierre Menard, autor del Quijote;

c) Piratería u

d) Otra obra, como varias obras de Jeff Koons o Francis Alÿs.

En la copia profesional, es decir, cuando el practicante (artista, escritor, diseñador u obrero de la creatividad), conoce su oficio y admira a quienes lo precedieron, hay un afán de adherirse a esa genealogía: yo quiero ser como ellos. Y eso es importante porque tal acción constituye y le da forma al cosmos de nuestras influencias y caprichos. Aprendemos copiando aquello que nos gusta.

3. Camine. Sí, camine

Más allá de la recomendación saludable de caminar unos 10 mil pasos por día, unos 7 kilómetros: caminar es un diálogo vital, espiritual con el entorno, con nosotros mismos:

caminar es hallar sin buscar,

caminar conduce a la serendipia,

caminar es observar.

Caminar es leer: la vida, el entorno, nuestro propio cuerpo, a los otros. Caminar malamente ha sido asociado (sobre todo en las ciudades) con no hacer nada, la vagancia, la deambulación, el ocio y el peligro. Es cierto, pero también es falso: en el movimiento corporal y la observación está la reflexión y el reconocimiento.

Thomas de Quincey, Francis Alÿs, Juan Rulfo, Manuel Álvarez Bravo, Liseth Model, Diane Arbus o Vivian Maier son algunos de los artistas cuya obra no se podría entender sin la deambulación y búsqueda en los exteriores. Incluso Walter Benjamin en su libro de los pasajes aporta algunas reflexiones sobre el término francés flâneur, que se usa para referirse a un “personaje que deambula, va a la deriva por las calles, que se pierde en la muchedumbre, figura urbana que observa la ciudad, sus transformaciones. Un sujeto que no se deja seducir por las vitrinas, que hace del acto de caminar; un placer en sí mismo.” (PavonCuellar, 2020).

Caminar es descubrir, conquistar. Es poder decir aquí conozco, aquí pasé, aquí besé, aquí viví, aquí imaginé, aquí amé.

4. Juegue. Lo que sea, pero juegue

Todo juego es serio. Todo juego tiene sus reglas. Todo juego es divertido. ¿Por qué? ¿Para qué jugar?Divertirse y reírse ya es suficiente razón, pero en el juego se practican las habilidades que tenemos. En esa acción se observa un problema desde diferentes perspectivas y se piensan diversas formas de resolverlo. La imaginación, en consecuencia, se estimula.

El juego se puede entender como una actividad espontánea y libre que invita a la experimentación, la exploración y la improvisación. Jugar es explorar. Y jugar es divertirse.

5. No haga nada. Sí, ya. Eso es todo

Bueno, podemos ahondar un poco en la inactividad: el reposo y la sedimentación son necesarios para que la claridad llegue. Está bien y es necesario trabajar reiteradamente, pero cuando la cabeza se embota es necesario parar y hacer otra cosa. No hacer nada, pues. Luego vendrá la epifanía cuando menos lo esperemos. O la inspiración. O la fuerza para reactivarse.

En la cultura pop tenemos, por ejemplo, al protagonista de Mad Men, Don Draper, que en los momentos menos esperados y sedentarios es visitado por la iluminación y la claridad. A Dr. House quien resuelve los rompecabezas médicos en una especie de chispa iluminativa cuando bota una pelota, visita a sus colegas o deambula sin “hacer nada”. Leonard Cohen en uno de sus conciertos en los que no “conectaba” con el público, decidió parar e ir a rasurarse pues su madre alguna vez le dijo que cuando las cosas no le salieran bien, que hiciera eso: rasurarse. Woody Allen, por otro lado, toma duchas cuando la escritura no fluye. Es decir, la mente necesita de espacios de distracción e inactividad para refrescarse.

6. Observe y escuche: con atención y paciencia

Este es el ejercicio análogo de la comprensión lectora, es decir: concentrarse. O lo que es lo mismo: abra los ojos y pare la oreja. La observación tanto la escucha atenta son fundamentales para penetrar en el sentido de las cosas. Incluso, las cosas se revelan en la observación y se esclarecen en la escucha. Escuchar no es sólo prestar atención a los estímulos externos e internos sino también procesarlos de manera profunda; entenderlos.

En la escucha y la observación atenta intervienen también los gestos, los silencios y las palabras usadas o eludidas: qué se dice, qué no se dice, qué se está comunicando, cómo se está comunicando. Escuchar y observar es poner atención activamente a las emociones que están detrás de las palabras o los gestos, permite comprender el contexto emocional que rodea una idea, un proyecto o a una historia. Esto es vital para los creadores que deben estar abiertos a las sugerencias y observaciones en la fase inicial o avanzada del trabajo. Escuchar y observar es filtrar. Escuchar implica no sólo prestar atención a lo externo sino también voltear hacia nosotros mismos: escuchamos y prestamos atención a los pensamientos, a las emociones y sensaciones que surgen en el proceso creativo; es decir, escuchar y observarse a sí mismo es autoconocerse y, por ende, conocer e interpretar el mundo.

Truman Capote tenía una cualidad sobresaliente: podía memorizar diálogos largos que después los reproducía en la escritura. Si bien su memoria era prodigiosa, también lo era su capacidad para escuchar.

7. Edite. O lo que es lo mismo: limpie y quite lo que estorbe

La labor de la edición es una de las cosas más arduas que pasan desapercibidas, pero también es una de las más importantes en el proceso creativo. Nadie lo ve porque su labor es esa: hacer como que no existe, pero aquí reside el trabajo real de una obra. Editar es depurar, limpiar, corregir, reescribir, pulir.

El proceso creativo implica la producción de una gran cantidad de material que luego necesita ser filtrado y refinado. Este principio de simplificación es especialmente importante en la escritura, en el cine o en el diseño: una obra sobrecargada de detalles puede diluir su impacto.

La edición, por tanto, es un proceso que busca la armonía interna de la obra en la que todas sus partes trabajan en conjunto para fortalecer el impacto total. El proceso no es lineal ni estático, sino que es dinámico: en la misma edición surgen ideas

o mejoras que conducen a más cambios. Una obra siempre está en constante cambio. La labor del editor es justo esa: quitar impurezas, retirar lo que no sirve, realzar lo que brilla tenuemente o darle punto final. La vida cotidiana tampoco está lejos de ello: si aspiramos a mejoras, ya sea personales, colectivas o espaciales, el proceso requiere por fuerza reacomodos: desechar lo que no funciona, lo que no sirve y limpiar y rehacer lo que haga falta hasta que estemos satisfechos.

8. Lea

Leer es una de las acciones más bellas que cualquiera puede hacer por su cabeza y corazón. Y no me refiero a la actividad utilitaria de descifrar textos o instrucciones sino de leer cosas que nos impacten emocionalmente. Ese es el principio. Decía Eduardo Galeano que nosotros no estamos hechos de átomos sino de historias. En ellas nos encontramos y nos sentimos menos solos: alguien en algún tiempo ya vivió lo que nosotros sufrimos. Leer es conectar emocionalmente con otro ser humano, ya sea vivo o ya muy lejano de nosotros. El Quijote importa entre otras cosas, no porque sea una pieza clave en la literatura universal sino porque habla de la historia de un hombre que salió a vivir la vida que quería para él.

Digo que el principio es conmoverse con las historias que leemos, pero lo demás viene poco a poco por añadidura si es que la lectura llega a ocupar un lugar central en sus actividades. Lo importante de leer está en la comprensión lectora. Rescato lo que dijo Judith Kalman en la Jornada de la Educación Abierta y a Distancia de la SEP de 2022: “lo que necesitamos ahora es lo que hemos necesitado siempre: lectores críticos, lectores que cuestionen, que lean no sólo los textos sino el mundo para transformarlo en un sitio mejor, para enfrentar las problemáticas y encontrar las respuestas que difícilmente están en un solo sitio”.

La comprensión lectora es fundamental para interpretar, analizar y sintetizar la información de manera profunda lo que enriquece la capacidad para generar nuevas ideas, desarrollar conceptos complejos y expresar de manera clara y efectiva la propia visión. Con la lectura extraemos significados; identificamos patrones; fortalecemos la expresión y comunicación; desarrollamos empatía y perspectiva; estimulamos la imaginación; resolvemos problemas creativamente; ampliamos el repertorio simbólico y visual de los creadores; y por demás, ejercitamos la atención, el enfoque y la disciplina.

9. Escriba. Anote. Dibuje. (Con la mano)

Una libreta es un drenaje para la cabeza. En una libreta cabe todo: listas de súper, frases que oímos, recordatorio, ideas, apuntes rápidos, reflexiones. Lo importante es el ejercicio cabezamanopapel: no hay hipervínculos saltando, distracciones, notificaciones, ruidos de alerta, no, nada de eso. Solo estamos nosotros y el papel. Una libreta es una bitácora, un diario, un poemario, un recordatorio de lo que vivimos y pasamos. Yo lo uso para todo aunque hay días en que no la abra.

También sirven para anotar los sueños, las preocupaciones, los miedos, los secretos, los deseos, la ira, el desamor, el amor, el número de alguien, para guardar un papel, un billete, la cita de un libro o las palabras precisas de una persona que oímos. Las libretas son extensiones de nuestra cabeza y tal cosa puede ser laberíntica e infinita, pero anotar, escribir o dibujar también sirve para ordenar, estructurar y armonizar; en ese sentido también son un espejo de nosotros mismos, uno que nos ayuda a conocernos mejor. Son como una memoria que podemos abrir y repasar.

10. Sea curioso, sea metiche

Una de las acciones que quizá ha sido más reprimida y castigada, al menos en el entorno social en el que crecí (periférico, popular y citadino de los años noventa), ha sido la curiosidad porque “no debemos estar donde no nos llaman”. Pero esa prohibición cuyo fin es mantenernos al margen de cualquier supuesto peligro o problema, se corta un impulso no solo humano sino animal: indagar e ir hacia lo desconocido.

La curiosidad es el motor que impulsa el deseo de explorar, aprender y descubrir lo nuevo. La curiosidad nos lleva a formular preguntas, investigar lo desconocido y desafiar nuestras propias ideas y suposiciones, lo que fomenta la innovación y el pensamiento crítico.

Además, estimula el aprendizaje continuo, la creatividad y abre nuevas experiencias y perspectivas, lo que activa la adaptabilidad y mantiene el entusiasmo por la vida.

Por ejemplo, Sophie Calle, una artista conceptual francesa, tiene una obra en la que lleva la curiosidad al extremo: después de un periodo fuera de Paris, al regresar se encuentra sola y se pregunta qué hacen las personas que no tienen trabajo, es ahí cuando empieza a seguir a personas al azar para redescubrir la ciudad en los pasos ajenos. Hasta que un día sigue a un hombre por la calle al que pierde en un supermercado, pero al que esa misma noche lo vuelve a encontrar en una exposición de fotografías. Es ahí que decide seguirlo. En ese mismo espacio escucha que él tendrá un viaje a Venecia; Sophie, entonces, decide hacer también ese viaje e investigarlo a fondo. Lo que suena a una violación de la privacidad se convierte en un proyecto artístico sobre la vida y el recorrido espacial de un hombre que también comparte con ella el gusto por la fotografía.

Otra artista que sigue el impulso de su curiosidad es Diane Arbus con los retratos que hace de las personas “extrañas” o peculiares que viven al margen de la sociedad y que son excluidas precisamente por sus rasgos físicos.

La creatividad y la vida son caminos que se cruzan en cada paso, en cada pausa, en cada pregunta. No importa si robas, copias, caminas o simplemente observas. Lo importante es abrirte al mundo, dejar que te atraviese, transformarte y transformar. Así que viva curioso, juegue, escriba, escuche y, sobre todo, no tema en hacer suyo lo que encuentre en el camino porque al final, la vida como las hojas de una libreta es el lienzo más grande que podemos llenar.

 

Referencia

Arden P. (2007). It ́s not how good you are, it ́s how good you want to be. Phaidon.

Gompertz W. (2015). Piensa como un artista. Taurus
Contacts. [Todo es imagen] (13 agosto 2020). CONTACTS vol.2.1

SOPHIE CALLE [Archivo de video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=89A3YIRwU8M&t=41s

 

Nielsen D. y Thurber S. (2018). Conexiones creativas. La herramienta secreta de las mentes innovadoras. Editorial Gustavo Gili.

 

Francis Alÿs. [FrancisAlys] (6 de marzo de 2009). Paradox of Praxis 1 (Sometimes making something leads to nothing) [Archivo de video]. YouTube. 

https://www.youtube.com/watch?v=ZedESyQEnMA&t=19s&ab_channel=FrancisAlys

 

Kleon A. (2012). Roba como un artista: las 10 cosas que nadie te ha dicho acerca de ser creativo. Aguilar.

Pavon-Cuellar, Katherin (2020). “Pasear con el paseante: Walter Benjamín, la pregunta por el flâneur y el sujero del capitalismo”. Tesis psicológica, vol. 15, núm. 2, pp. 1-22. https://www.redalyc.org/journal/1390/139069262009/html/