Ricardo Flores Cuevas
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En 1995, la historiadora del arte Dúrdica Ségota cuestionó la imagen ampliamente difundida del “mexicano contemporáneo que se ríe y juega con la muerte”. Señaló que, en realidad, el tema de la muerte en México suele presentarse como “una larga lista de generalizaciones naufragando en las más variadas fuentes, en anarquía total de espacio y tiempo, constituyendo una amalgama entre costumbres funerarias antiguas y manifestaciones actuales del día de muertos” (Ségota, 1995, p. 217).1
En esta crítica, Ségota subraya la importancia de atender a los estudios de caso y de evitar las generalizaciones que vinculan, sin cuidado, prácticas del pasado antiguo con tradiciones actuales, ignorando además las diferencias regionales. Siguiendo esta recomendación, en este texto presentaré distintas concepciones sobre la muerte y los muertos, así como diversas maneras de conmemorar los días de muertos en algunas culturas vivas mesoamericanas.
Para comenzar, tomaré el caso de los wixarika quienes no conmemoran los días de muertos, aunque esto no significa que carezcan de vínculos con sus ancestros. En su tradición ritual, la palabra tewári se utiliza para referirse a la relación “abuelo/nieto y, metafóricamente, `ancestro deificado´” (Neurath, 2011, p. 206). Este término es muy similar a la palabra téwí, que significa“persona, gente, ser humano, indígena” (Neurath, 2011, p. 206).
Johannes Neurath (2011) explica que un téwí se transforma en tewári mediante un proceso que “implica un viaje al oriente en busca del ‘amanecer’, es decir, sucede en un contexto de chamanismo y búsqueda de visión” (pp. 210-211). Además, señala que la “[...] cosmogonía chamánica [...] implica una negación de la[s] prácticas de intercambio recíproco. Los humanos no se relacionan con los ancestros por medio de intercambios sino que se convierten en ellos” (p. 213).
Entre las sociedades que sí reservan días específicos en su calendario anual para convivir con parientes y amigos fallecidos, destacan aquellas que asignan fechas distintas entre septiembre y noviembre, según la región o cultura de que se trate.
En el centro de México, esta temporada se caracteriza por un cambio en el paisaje: “Cuando las lluvias se han retirado del cielo, y la tierra entra en un periodo de calma, antes de cubrirse con la piel seca de las torturas de la sequía futura, la tierra se viste con una piel de flores amarillas [...]” (Dufetél, 2011, p. 15). Estas flores silvestres, entre las que destacan el clemolite y el cempalxóchitl, no solo transforman visualmente el paisaje, sino que también se utilizan tradicionalmente en los rituales de los días de muertos (Flores, 2025, pp. 110-112).
En cuanto a la fecha de inicio de la temporada de muertos, algunos pueblos de la Ciudad de México, como Santa Cruz Acalpixca y San Andrés Mixquic, la inician el 29 de septiembre, día en que las familias acuden al panteón para limpiar y decorar las tumbas de sus difuntos con flores. De manera similar, en la huasteca hidalguense “se considera que San Miguel abre las puertas del cielo, para que las ánimas inicien su peregrinar y visiten a los vivos el 30 de septiembre [...]” (Lechuga, 2011, p. 19).
La fecha en que se recuerda a los difuntos depende de la causa de su muerte. Por ejemplo, los totonacos de la Sierra destinan el 18 de octubre para recibir a los “muertos por asesinato o ahogamiento”; el 31 de octubre, a los “niños difuntos, bautizados o no”, el 2 de noviembre, a los “hombres y mujeres adultos”, la “Nueva fiesta de los muertos adultos” se celebra el 10 de noviembre (Conaculta, 2005, p. 9) y el 30 del mismo mes se “concluyen las festividades” (Lechuga, 2011, p. 19).
Asignar días especiales para recordar a las personas según el tipo de muerte permite identificar, probablemente, cuáles eran las muertes que más preocupaban a cada comunidad. Entre los nahuas de Puebla, las fechas se registran de la siguiente manera: 31 de octubre, para los “niños difuntos que no contaban con bautizo”;
1 de noviembre, para “niños difuntos que habían sido bautizados”;
2 de noviembre, para los “hombres y mujeres adultos”;
3 de noviembre, para los “muertos por machete o apuñalados”;
4 de noviembre, para los “ahogados”;
5 de noviembre, para los “hombres que murieron en la caída de un barranco”;
6 de noviembre, para los “hombres que murieron en algún camino”;
7 de noviembre, para los “hombres que murieron en la montaña”;
8 de noviembre, para los “sacerdotes católicos difuntos”;
9 de noviembre, para los “obispos católicos difuntos” (Conaculta, 2005, p. 54).
Siguiendo la misma lógica de calendarización según el tipo de muerte, los zapotecos de los Valles Centrales de Oaxaca, los nahuas de Tlaxcala y la gente de Mixquic coinciden en la temporada de muertos, que va del 28 de octubre al 2 de noviembre. También coinciden en los tipos de muerte que recuerdan, aunque difieren en el día asignado a cada una, como se muestra en la Tabla 1.
Tabla 1. Fechas y categorías de difuntos en distintas comunidades
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Día |
Zapotecos de los valles centrales de Oaxaca |
Nahuas de Tlaxcala |
Mixquic (Ciudad de México) |
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28 de octubre |
Muertos por asesinato |
Muertos por accidente |
Muertos por accidente Personas olvidadas |
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29 de octubre |
Muertos por accidente |
Muertos por asesinato |
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30 de octubre |
Niños muertos antes de nacer |
Niños difuntos que no contaban con el bautizo |
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31 de octubre |
Niños difuntos que no contaban con el bautizo |
Niños difuntos que habían sido bautizados |
Niños difuntos |
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1 de noviembre |
Niños difuntos que habían sido bautizados |
Hombres y mujeres adultos |
Hombres y mujeres adultos |
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2 de noviembre |
Hombres y mujeres adultos |
Todos los difuntos |
Hombres y mujeres adultos |
Nota: Elaboración propia con base en la información de La festividad indígena dedicada a los muertos en México (Conaculta, 2005, p. 54) y trabajo de campo realizado en el año 2025.
La Tabla 1 permite identificar las similitudes y diferencias en tres regiones. Destaca que, en el caso de Mixquic, se observan dos días vacíos dentro del periodo en que se reciben a las personas fallecidas. Probablemente, en dicho pueblo, los días 29 y 30 de octubre también se esperaban a los familiares difuntos cuyas formas de morir había dejado de recordarse. De ser así, el caso de Mixquic es un ejemplo de la reconfiguración de las tradiciones que se da con el paso del tiempo.
Con la información ahora considerada, es posible clasificar los tipos de muerte que se recuerdan durante los días de muertos de la siguiente manera:
Figura 1. Tipos de muerte
Nota: Elaboración propia con base en la información de La festividad indígena dedicada a los muertos en México (Conaculta, 2025, p. 54) y trabajo de campo realizado en el año 2025.
La Figura 1. permite identificar con mayor claridad las formas de morir e incluso si la persona había recibido el sacramento del bautismo, lo que evidencia el vínculo de la tradición con la religiosidad católica.
Otro de los aspectos que comparten las comunidades que conmemoran los días de muertos es la colocación de ofrendas dedicadas a los parientes o amistades difuntas. Hoy en día, se suelen incluir fotografías. Anteriormente, como es el caso de Mixquic, para personalizar la ofrenda se colocaban prendas o herramientas de trabajo de las personas a las que se dedicaba.
Sin embargo, se tiene registro de una comunidad en la que las ofrendas eran intencionadamente impersonales. Laurette Séjourné (2011), observó, en la década de 1950, que en San Mateo del Mar, Oaxaca, “[...] el altar que cada familia levanta [...] no está [...] dedicado a algún difunto en particular [...]” (p. 29). Es decir, las ofrendas que cada familia realizaba estaban dedicabas a todos los miembros de la comunidad que habían fallecido dentro de la misma comunidad, excluyendo intencionadamente a quienes murieron fuera de San Mateo.
Los días de muertos en San Mateo del Mar han adquirido un carácter muy distinto al registrado por Séjorné a mediados del siglo pasado, lo que evidencia otro caso de cambio en la tradición.
A manera de conclusión
El recorrido realizado nos ha permitido identificar las diversas fechas y tipos de muerte que se recuerdan en múltiples culturas, regiones y localidades del territorio mexicano actual.
Es importante tener en cuenta que las tradiciones cambian con el paso del tiempo, ya que se resignifican constantemente; una tradición que no cambia tiende a desaparecer.
Asimismo, es llamativo que en algunas regiones se registren formas de morir muy específicas, como la muerte a causa de la caída en un barranco o por machete, lo que permite identificar las preocupaciones pasadas o presentes de las sociedades.
Otro ejemplo es la muerte de un infante, pues, aunque en la actualidad la mortandad infantil ha disminuido en varias regiones del país, sigue siendo un suceso preocupante.
La forma de morir, en términos generales, puede ser consecuencia del contexto de vida de la persona. Si bien varios de los tipos de muerte mencionados anteriormente sean menos comunes, en la actualidad nos enfrentamos a nuevos padecimientos y enfermedades que generan nuevas causas de fallecimiento.
¿Algún día se incorporarán al calendario ritual de los días de muertos fechas para conmemorar a quienes fallecieron por tumores malignos, diabetes o enfermedades del corazón?
Referencias
Dufétel, Dominique. ([1950] 2011). “Los antepasados ocultos”. En Artes de México. Día de Muertos. Serenidad ritual. No. 62.
Flores Cuevas, Ricardo (2025). Mixquic: apuntes acerca de su historia. SEDEMA, CORENADR.
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes [CONACULTA]. (2005).La festividad indígena dedicada a los muertos en México. Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad UNESCO.
Lechuga, Ruth D. ([2002] 2011). “Rituales del día de muertos”. En Artes de México. Día de Muertos. Serenidad Ritual. Núm. 62.
Neurath, Johannes. (2011). “Vecinos, gente y ancestros: ambivalencias de los conceptos de vida y persona entre los huicholes”. En La noción de vida en Mesoamérica. PerigPitrou, María del Carmen Valverde Valdés y Johannes Neurath (coord.). Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos.
Ségota, Dúrdica. (1995). Valores plásticos del arte mexica. Instituto de Investigaciones Estéticas-UNAM.
Séjourné, Laurette. ([2002] 2011) “Almas non gratas en San Mateo del Mar”. En Artes de México. Día de Muertos.Serenidad Ritual. Núm. 62.