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Algunas personas están satisfechas con el género especificado al nacer, ya sea masculino o femenino. Pero hay otras que no identifican si son hombres o mujeres, y se dice que tienen identidades de género no binarias. Otros se mueven entre géneros sin identificarse entre sí, se dice que tienen un género fluido, es importante conocerla diversidad sexual y comenzar a nombrar a las personas en las aulas con el género con el que se identifican.

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En el documento Los fines de la educación en el Siglo XXI la Secretaría de Educación Pública establece que el objetivo principal de la reforma educativa en los niveles básico y medio superior es que la educación pública sea laica, gratuita, de calidad e incluyente, independientemente del entorno socioeconómico, origen étnico o género del estudiantado.

La educación superior mantiene estas directrices, lo que implica para las instituciones y su personal docente una constante capacitación y análisis crítico de las ideas, costumbres, actitudes e interacciones que como parte del currículum oculto ocurren en las aulas virtuales, pues como menciona Jurjo Torres (pedagogo, ensayista y activista español especialista en políticas educativas, multiculturalismo y currículum integrad) las relaciones específicas de poder que existen en cada sociedad tienen una prolongación en el sistema educativo.

Uno de los obstáculos principales para el reconocimiento de la diversidad sexual es que persiste un sistema dicotómico donde las personas solo pueden ser hombres o mujeres. Un ejemplo muy sencillo de esto son los documentos o formularios que llenamos en cualquier tipo de tramite donde las opciones pueden ser “hombre o mujer”, “femenino o masculino” y en algunos casos, la posible tercera opción es algo tan impreciso como “Otro” o “Prefiero no decirlo”.

¿Qué puede hacerse?

Como personas dedicadas al ámbito educativo estamos conscientes del rol que aceptamos representar en las aulas y que una parte muy importante proceso de aprendizaje atraviesa la movilización de valores y actitudes tendientes a los fines de la educación ya comentados. En ese sentido, hay cuatro propuestas con las que se puede comenzar.

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Clarificación de los conceptos

Entre las aportaciones que facilitan el abordaje del tema, está la del sistema sexo-género acuñado por Gayle Rubin quien a mediados de los ochenta puntualizó que existen una serie de ideas, normas y convenciones que se asumen como leyes naturales sobre la sexualidad de las personas, atribuyendo características y roles según el sexo biológico, lo cual produce un sistema binario que excluye cualquier diferencia.  Rubin también plantea que es necesario separar la idea de sexo de la de género para construir un espectro más amplio de formas de existir de las personas. A partir de esta reflexión se establece la diferenciación de varios conceptos, los siguientes son retomados de CONAPRED:

  • Sexo: hace referencia a la dimensión biológica de las personas. Implica tanto las características observables, es decir, los órganos sexuales externos, como lo que no es observable a simple vista, es decir, los órganos sexuales internos, pero también tiene que ver con la diferenciación genética (XX o XY), la producción hormonal (testosterona o estrógeno y progesterona) y la fisiología (producción de esperma o producción de óvulos y gestación.) Es un rasgo definido de forma externa durante el nacimiento con base en lo observable cuando se asigna como hombre o mujer. Sin embargo, aún en el nivel de lo biológico esta dicotomía no es absoluta, pues existen personas que nacen con características de ambos espectros, a quienes se les llama intersexuales. (Hermafroditas según el discurso médico, aunque este término está en desuso por que implica una noción despectiva).
  • Género: refiere a las características y actitudes atribuidas desde lo social, histórico y cultural a lo femenino y masculino. Lo problemático inicia en que por inercia se supone que las mujeres asuman el rol femenino y los hombres el rol masculino y se establezcan estereotipos impuestos a cada uno de los roles y que van a tener una valoración desigual.
  • Orientación sexual: capacidad de cada persona de sentir atracción erótica afectiva por personas de un género diferente al suyo o de su mismo género o de cualquier género.
  • Identidad de género: refiere a la vivencia interna e individual del género (femenino o masculino) Implica cómo se concibe a sí misma cada persona lo cual está respaldado por el derecho a la autodeterminación. Puede corresponder o no con el sexo asignado al nacer (hombre o mujer).
  • Expresión de género: es la manifestación del género de cada persona. Es decir, cómo nos proyectamos ante las personas con las que convivimos. Incluye formas de hablar, de vestir, de comportarse y de interactuar socialmente, entre otros. Puede ser impuesta, asumida o aceptada.

Una vez que se logra identificar estas diferentes dimensiones es mucho más fácil de entender la razón de ser de cada una de las expresiones que se agrupan en las siglas de la diversidad LGBTTTIQ+:

  • Lesbiana, gay, bisexual, asexual y pansexual son orientaciones sexuales.
  • Travesti es una expresión de género.
  • Transgénero, queer y no binario (NB) refiere a identidad de género.
  • Transexual e intersexual apelan a la dimensión biológica del sexo.

Estos términos se posicionan como parte de la disidencia sexual, es decir, buscan nombrar y reivindicar aquello que sale de la norma de la dicotomía de género y la heterosexualidad.

Clarificación de las posturas propias

Los cuestionamientos a la forma en que se conciben las relaciones entre las personas afectan y rompen con lo que se consideraba inamovible y establecido, incluso aceptado por la ciencia. La cuestión es que estas expresiones de la disidencia sexual son un tema de derechos que nos obliga a romper paradigmas y prejuicios.

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Es posible que personalmente mantengamos una serie de afirmaciones y creencias que influyan en el ejercicio docente, pues como se mencionó al inicio, el currículum oculto existe, no llegamos a las aulas como entidades neutrales. En todo caso conviene reflexionar sobre cómo aprendimos lo que sabemos sobre sexualidad y género y qué ideas necesitamos replantearnos. Por ejemplo:

¿Desde cuándo soy consciente de mi identidad de género? ¿Qué objeciones he recibido por las formas en que expreso mi género? ¿Qué objeciones u opiniones tengo yo sobre la diversidad sexual? ¿En alguna ocasión las expresiones de otras personas han puesto en riesgo el ejercicio de mis derechos? ¿Mi actuar ha puesto en riesgo el ejercicio de los derechos de alguien más? ¿Tengo disposición a la escucha empática y al reconocimiento de otras formas de ser y de expresarse?

Reflexionar sobre el uso empático del lenguaje

En las aulas virtuales la interacción, comunicación y el reconocimiento de las otras personas inician con un nombre y a veces una fotografía registrados en una plataforma, y se van ampliando en el diálogo escrito en foros, mensajes personales, correos electrónicos y videoconferencias, principalmente, por ello es importante considerar el papel preponderante del lenguaje.

Acostumbrarnos al uso de lenguaje neutro puede ser un ejercicio importante para tomar conciencia de a quienes nombra el lenguaje que usamos habitualmente, pero no es la única manera en que podemos construir espacios incluyentes, también están los pronombres.

Normalizar el uso de pronombres

Esta es una práctica promovida por la comunidad LGBTTTIQ+ y se sustenta en la reflexión sobre cómo acostumbramos a suponer cuál es el género de otras personas por lo que observamos, dejando de lado que la identidad no es estática ni puede imponerse.

La práctica consiste en que, al momento del primer contacto, ya sea la presentación con el grupo de manera síncrona o asíncrona, o la redacción de nuestros perfiles, se especifique el nombre y pronombre con los que queremos ser interpelados. En la medida en que más personas brinden esta información, se hacen innecesarias preguntas invasivas cuando alguien tiene un nombre que puede ser usado por hombres o mujeres, o cuando utiliza una conjugación que no corresponde al nombre que estamos identificando.

Profundizar la reflexión en estos temas

Existen muchos recursos elaborados por instituciones y asociaciones que profundizan en el análisis del tema, que para una primera aproximación se consulten los siguientes:

CONAPRED. (2016). Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales [En línea] https://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/Glosario_TDSyG_WEB.pdf

ISSSTE. (2018). Cartilla de Derechos Sexuales de adolescentes y jóvenes [En línea] https://www.gob.mx/issste/articulos/cartilla-de-derechos-sexuales-de-adolescentes-y-jovenes?idiom=es

Papadimirtriu G. y Romo S. (2004). Guía didáctica para la educación en derechos humanos 2 Sistema Sexo-género. Guía Metodológica. Comisión de derechos Humanos del Distrito Federal. [En línea] https://piensadh.cdhdf.org.mx/index.php/guia-didactica-de-educacion-1/sistema-sexo-genero-guia-metodologica

           


Fotografías e imágenes:

Fotografías e imágenes: Tania Velasco, Rebeca Mazón, Vladimir Balderas, Ricardo Flores y Freepik.